Hay
novedades en el mundo de la biología: ya conocemos más del ADN que
contienen nuestras células. Un estudio internacional con 442
investigadores implicados ha descubierto que esa parte del ADN a la que
no se le conocía función alguna, supervisa el funcionamiento de los
genes, es decir, regula la activación e inactivación de la transcripción
genética.
Un
total de 147 distintos tipos de células han sido analizadas letra a
letra (nucleótido a nucleótido) con la intención de relacionar cada una
de ellas con la parte del genoma que tiene función. Una especie de
sudoku a lo grande, aunque sin números.
El
proyecto que se ha presentado bajo el título ENCODE (las siglas en
inglés para Proyecto Enciclopedia de Elementos del ADN) ha concluido con el reconocimiento de las funciones del 80% del ADN, frente al 1,5% que se conocía hasta el
momento y con el que yo – y muchos de vosotros – estudiamos.
El
estudio habla de que existen lugares en esta maraña de ADN de función
antes desconocida donde las proteínas se anclan para activar o inactivar
genes. Que contiene promotores (70.000), potenciadores o amplificadores
(enhancers, 400.000) y que controlan cómo se dobla y empaqueta el ADN.
En definitiva, que este 80% hace “algo”.
Los
medios de comunicación no han tardado en hacerse eco de la noticia y
hablar de cómo el ADN basura ya no es tan basura como se creía. Todavía
recuerdo la primera vez que nombraron lo de “ADN basura” en la
universidad y cómo la profesora remarcó que no le parecía correcta la
denominación “basura”, porque lo que realmente significaba era que
todavía quedaba una inmensidad por conocer del genoma y su mecanismo, no
que no sirviera para nada. ¿Visionaria? No lo creo.
Muchos
de los que estudiamos algo de genética en la universidad ya lo
llamábamos “ADN de función desconocida” y así nos referíamos a esa parte
del ADN en los exámenes (hablo por experiencia propia y puede que haya
excepciones). Esto significa que la comunidad científica sabía que
alguna función tendría, solo que todavía no se sabía cuál y es lógico
pensar que llamarlo “ADN basura” no es riguroso, científicamente
hablando.
Cuando
salen este tipo de novedades científicas, me gusta mucho mirar la prensa y ver cómo los distintos medios han reflejado la
misma noticia. Una de las cosas que más me agrada es la habilidad (y casi
necesidad) de los periodistas por sacar el titular más original y
llamativo posible.
Debo reconocer que, pese a lo poco que le hubiera gustado a mi profesora, es más sen(sacionalista)cillo recordarlo como “ADN basura”. De hecho, con unos amigos creamos el término “Cienciacionalismo”
que me parece muy adecuado para este tipo de situaciones.
Aquí van
algunos ejemplos de medios de comunicación que han decidido reflejar
“ADN basura” en sus titulares:
El Mundo tirando de antítesis (tesoro - basura) y metáfora.
Mucho menos original, aunque conteniendo lo de “ADN basura” es el titular de la agencia EFE. Dudoso el uso del verbo "descubrir" pues, como ya hemos comentado, el hecho de que el "ADN basura" fuera esencial para el funcionamiento de los genes era más que conocido entre la comunidad científica.
Público hace un refrito del titular de EFE, bastante menos original y continúa destacando el estudio como un descubrimiento insospechado.
La mayoría de medios, sin embargo, han preferido evitar el adjetivo “basura” y usan otras técnicas. Por ejemplo, Materia
relaciona el ADN desconocido y la materia oscura que hay en el universo
en su titular. Un símil mucho más adecuado y, en mi opinión, mucho más
bello, pues relaciona la inmensidad del universo (que nos contiene) con
la inmensidad del genoma (que contenemos).
Otros medios como ABC siguen en la línea de la astronomía pero, en este caso, el lado oscuro de la luna:
Y
los más conservadores y menos originales (en mi opinión, por supuesto)
deciden hablar de “lo oculto” o de descifrar, sin entrar en debate ni
incluir figuras retóricas en sus titulares.
El País, más cauteloso.
La Vanguardia. Un titular directo de dudosa rigurosidad (recordemos que se
ha descifrado la funcionalidad de un 80% del genoma, no de su
totalidad).
Finalmente, El Mundo en su versión online habla de una “redefinición” del genoma. ¿Qué os parece este titular? ¿Creéis que realmente se ha redefinido el genoma?
Para terminar, quería compartir con vosotros los distintos símiles que he
podido recoger con los que se ha explicado la evolución del conocimiento
que se tiene sobre el genoma.
Por
un lado está el ya conocido “el genoma es como el universo”, en el que
se asemeja lo desconocido del ADN con la materia oscura. Copio literal:
“Desde
hace décadas, los astrofísicos han intentado atrapar la materia oscura.
Es una sustancia que compondría el 23% del universo y que aún no se ha
conseguido detectar (oscura quiere decir aquí invisible), ni mucho menos
desvelar su función. En el universo del genoma humano, una cadena con
3.000 millones de eslabones, la materia oscura es mucho mayor. Hasta
ahora, sólo un 2% era materia visible. El nuevo trabajo desvela ahora
que el 80% de la materia oscura, antes tachada de basura, tiene al menos
una función fisiológica determinada”. De Materia.es
Por
otro lado está el símil – muy original – de que el ADN es como una
ciudad vista desde arriba. En 2001 (cuando se conoció el proyecto Genoma
Humano), solo veíamos los rascacielos y monumentos más relevantes
(refiriéndose a ese 1,5% de función conocida). Ahora nos hemos acercado y
hemos visto a sus habitantes con sus funciones, como los guardias de
seguridad y los limpiadores que mantienen los edificios, las líneas
eléctricas y alcantarillas que conectan distintas partes de la ciudad o
los policías y políticos que supervisan el resto. Copio literal:
“Think
of the human genome as a city. The basic layout, tallest buildings and
most famous sights are visible from a distance. That’s where we got to
in 2001. Now, we’ve zoomed in. We can see the players that make the city
tick: the cleaners and security guards who maintain the buildings, the
sewers and power lines connecting distant parts, the police and
politicians who oversee the rest. That’s where we are now: a
comprehensive 3-D portrait of a dynamic, changing entity, rather than a
static, 2-D map”. Del blog de Ed Yong en Discover Magazine.
Por
último, un símil muy recurrente es el del ADN como un libro. Tomás
Marqués-Bonet, especialista en genómica evolutiva de la Universidad
Pompeu-Fabra, añade mayor complejidad a esa metáfora en unas
declaraciones que realizó a Materia. Copio literal porque no tiene
desperdicio:
“Entre
las muchas analogías que se han hecho para explicar el genoma humano,
la del libro es una de las más usadas. Si el conjunto del ADN fuera un
libro, la secuenciación del primer genoma humano equivalió a la
presentación de las letras que lo componen, explica Tomás Marqués-Bonet.
Con el nuevo trabajo presentado ayer “tenemos una primera aproximación,
muy superficial aún, de que este libro está escrito en un idioma donde
hay palabras, con sus nombres o verbos, con lo cual podemos intentar
empezar a leer”, continúa. “Pero aún queda un buen rato para entender la
trama, y no digamos para su comprensión, si además, como nos tememos,
el libro es más parecido a un tratado de filosofía que a un cuento
infantil”, concluye el investigador”. En Materia
Y a vosotros, ¿qué os parece la noticia del ENCODE? ¿Creéis que la prensa ha reflejado bien la importancia de la investigación? ¿Creéis que es realmente un descubrimiento? ¿Qué titular os ha gustado más? ¿Se os ocurre algún otro símil para explicar la complejidad del genoma?
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