Cuando alguien habla sobre medusas, rápidamente se nos vienen a la cabeza las “típicas” medusas de las playas. Esos pequeños celentéreos,famosos
por 'picar' a los bañistas; picor que no es sino producto de su propia
fisiología, ya que a su cuerpo gelatinoso acampanado, le acompañan unos
tentáculos con células urticantes en sus extremos.
También
se nos puede venir a la cabeza la medusa mitológica, de la antigua
grecia, la cual por cabello tenía serpientes y que convertía en piedra a
todo aquel que la miraba.
Pues
bien, ahora debemos añadir una acepción más a nuestros conocimientos
sobre medusas, ya que también las hay electrónicas, y con la capacidad
de reconocer células tumorales con sus tentáculos.
Un estudio desarrollado por expertos del Hospital de Brigham y de Mujeres de Boston (BWH) y del Instituto Tecnológico de Massachusetts publicado en la revista PNAS, explica
el desarrollo de un chip con tentáculos capaz de capturar las
escurridizas y escasas células cancerosas en la sangre de un enfermo
para después poder analizarlas. Este tipo de análisis permitirá diseñar
tratamientos individualizados para cada enfermo y hará posible saber,
por ejemplo, por qué está fallando una estrategia terapéutica (
quimioterapia, fármacos, etc) en un caso particular, ya que como todos
sabemos una de las principales dificultades del cáncer es que no siempre
se comporta de la misma manera en todas las personas, lo cual añade un
grado de complejidad más al ya de por sí difícil proceso canceroso,
haciendo más complicado si cabe, diseñar tratamientos y/o estrategias
para su erradicación.
Siendo
justos, hay que destacar que los autores del estudio no hablan de
medusas exclusivamente, sino de criaturas marinas con largos tentáculos
con dominios adhesivos, medusas y pepinos de mar; pero la web
especializada Materia las bautizó como medusas electrónicas, de ahí el título de esta entrada.
Hecho este pequeño inciso sobre la nomenclatura de esta nueva tecnología, volvamos a entrar en materia.
En
los tentáculos de estas “medusas” colocan secuencias de ADN afines a
células cancerosas, en este caso de Leucemia, ya conocidas. Estas
secuencias varían de un tentáculo a otro tanto en longitud como en
afinidad, para que sean capaces de llegar al mayor número posible de
células.
Este
nuevo método permitirá evitar la toma de muestras de médula osea, ya
que con un simple análisis sanguíneo se podrá saber si el número de
células cancerosas en el enfermo aumentan, disminuyen o se mantienen
estables.
Pero
la mayor ventaja, desde mi punto de vista, es que esta tecnología
permite capturar las células para su análisis, pero a la vez las elimina
de la sangre, evitando la metástasis, tal como indica uno de los autores del estudio:
“Lo que la mayor parte de la gente no entiende es que es la metástasis
lo que mata, no el tumor primario”, explica. “Nuestro aparato tiene el
potencial para cazar estas células en el acto con sus tentáculos antes
de que haya podido transmitir su semilla a un órgano distante a través
del torrente sanguíneo”, añade.
A su vez, según indica materia,
creen que esta tecnología se podrá aplicar en muchos ámbitos de la
medicina. Uno de ellos sería la captura de células fetales que, como en
el caso de las células cancerosas, son escasos en la sangre de las
embarazadas. Estas células se podrían utilizar para realizar
diagnósticos prenatales para varias enfermedades con un sistema que es
mucho menos invasivo que la amniocentesis.
Sea como fuere, y en la misma línea del artículo
publicado semanas atrás en este blog, se están realizando muchos
esfuerzos para atajar la metástasis, la fase mortal del cáncer, ya que
una célula cancerosa, si se detiene a tiempo, no es tan problemática
como si se logra expandir.
Parece
ser que la ciencia avanza en el camino que la sociedad requiere y de
forma correcta; aún es pronto para hacer valoraciones definitivas, pero
cuanto menos estos son grandes comienzos que dan lugar a que podamos
albergar la esperanza de, en un futuro no muy lejano, dejar de ver el
cáncer como una enfermedad tabú, de la que hoy en día se curan
muchísimos casos pero que sigue teniendo el estigma de enfermedad
insalvable.
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